El Alc�zar de Toledo es una fortificaci�n sobre rocas, ubicada en la parte m�s alta de la ciudad de Toledo y que domina toda la ciudad.

Su privilegiada situaci�n ha hecho de �l un lugar de gran valor estrat�gico militar y as� lo intuyeron los diversos pueblos que se asentaron en �l. Su nombre se debe a uno de esos dominadores: los �rabes, que lo llamaron Al Qasar que significa “fortaleza”, nombre acortado del que era habitual: Al-Quasaba cuyo significado era el lugar de la verdadera residencia principesca.

En el siglo III fue un palacio romano donde, tras la reconquista de la ciudad, establecieron el pretorio, sede del magistrado o pretor. Durante la �poca visig�tica el rey Leovigildo estableci� en �l su capitalidad en el a�o 568. A partir ir de entonces se utilizaron las inmediaciones para “residencias regias” que se completaron con la construcci�n de las iglesias “pretorienses”, llamadas as� por su proximidad al pretorio, como la de Santa Leocadia. De la era de dominaci�n musulmana destacan las obras iniciadas por Abd al-Rhaman II en el a�o 836 y por Ab al Rhaman III en el 932.

Fue restaurado y ampliado durante el mandato de Alfonso VI y sus sucesores Alfonso VII y Alfonso VIII; Fernando III el Santo la embellece considerablemente y Alfonso X el Sabio logra aunar las tres culturas que han pasado por Toledo, jud�a, �rabe y cristiana, con la famosa Escuela de Traductores de Toledo, complet� la fachada oriental y mand� construir las cuatro torres de planta cuadrada que forman las cuatro esquinas del edificio. A partir del siglo XIV, cuando ya hab�a desaparecido casi totalmente la amenaza musulmana, bajo la dinast�a de los Trastamara empez� a ejercer la funci�n de morada regia. Siguieron las reformas interiores durante los reinados de Pedro I llamado “el cruel” por sus detractores y “el justiciero” por sus seguidores, Enrique I, Juan II, Enrique IV y, posteriormente, los Reyes Cat�licos que acondicionaron la fachada oeste.

Cuando Carlos I regres� a Espa�a desde Alemania convoc� en 1525 las Cortes en Toledo y le aloj� en Alc�zar donde discuti� con la hermana de Francisco I de Francia su rescate ya que estaba prisionero en Madrid.

Fue modificado en 1535 bajo su mandato y encarg� la direcci�n de las obras al arquitecto Alonso de Covarrubias, Francisco de Villalpando y Juan de Herrera. Dise�aron un edificio compacto y cerrado, organizado en torno a un patio rectangular con doble nivel de arcos sostenidos por columnas de aire muy cl�sico de capiteles corintios y compuestos. Covarrubias construy� la fachada norte y Herrera la sur. La sobria fachada dividida en tres pisos de vanos repetidos en torno a los cuales se concentra la decoraci�n y un gigantesco escudo imperial sobre la puerta, reflejan el poder del constructor.

A la muerte de Villalpando, las obras fueron dirigidas por Juan de Herrera. Impresiona su escalera, posteriormente engrandecida por Francisco de Villalpando, concluida bajo el reinado de Felipe II. Fue residencia temporal de las reinas viudas Mariana de Austria (viuda de Felipe IV) y Mariana de Neoburgo (viuda de Carlos II).

Durante la Guerra de Sucesi�n sufri� su primer incendio por la fuerzas austriacas en 1710. A�os m�s tarde, en 1774, el Cardenal Lorenzana propone que se inicie su restauraci�n la cual se llev� a cabo bajo la direcci�n de arquitecto Ventura Rodr�guez. Este fue el primer incendio de una serie que sufri�. Una vez restaurado se instal� all� la Real Casa de Caridad.

La invasi�n de Espa�a por parte de las tropas de Napole�n y los sucesos que ocurrieron el 2 de mayo de 1808 en Madrid durante la Guerra de la Independencia tuvieron una gran repercusi�n en el Alc�zar ya que el 31 de enero de 1810, cuando los franceses manten�an un gran contingente de hombres y artiller�a en el Alc�zar, este sufre su segundo incendio sin que se sepan las causas quedando en pie solamente la estructura principal del edificio. Por suerte, la escalera principal sufri� muy pocos da�os. Se pens� reconstruirlo en varias ocasiones pero en ninguna de ellas los intentos pasaron de ser simples proyectos.

Bastantes a�os m�s tarde, en 1887, sufri� el Alc�zar el tercer incendio que comenz� en la biblioteca y se extendi� r�pidamente por todo el edificio destruy�ndolo casi por completo.

La reina Isabel II cedi� parte del Alc�zar para que se instalara en �l el “Colegio de Infanter�a”. Por esas fechas se realizaron los estudios necesarios para reedificar el edificio pero la revoluci�n pol�tica de 1854 paraliz� las obras.

En 1867 Toledo recibi� con alborozo la noticia de que el Alc�zar va a ser reedificado y empezaron las obras el 2 de julio de ese mismo a�o. E n el a�o siguiente tiene lugar la revoluci�n que destron� a la reina Isabel II y como consecuencia de ello las obras se desarrollaban con mucha lentitud.

Desde octubre de 1998, la parte superior del edificio es la sede de la Biblioteca de Castilla La Mancha, que se cre� integrando los fondos y servicios de la Biblioteca P�blica del Estado en Toledo con los de la Biblioteca Regional.

Cuando se acab� la reconstrucci�n destacaban por su belleza los salones destinados a C�mara Real, el Sal�n de Honor y el Sal�n mud�jar. En 1878 se instal� en el Alc�zar la Academia de Infanter�a de Toledo. Como coronaci�n de las obras de reconstrucci�n se coloc� una estatua del Emperador Carlos I en el centro del patio, de bronce fundido, copia de la que hizo Leone Leoni, que se conserva en el Palacio Real de Madrid, y situada sobre pedestal de piedra berroque�a.

A mediados del siglo XIX el Ministerio de la Gobernaci�n, durante el reinado de Isabel II, instal� en la torre N.O. un mecanismo telegr�fico para recibir y enviar mensajes codificados desde Madrid hasta C�diz; era la torre telegr�fica n.º 10 de la L�nea de Andaluc�a, creada por el Brigadier Math�. Su funcionamiento como tel�grafo �ptico fue breve, desde 1848 hasta 1857.

Durante la guerra civil Guerra Civil de 1936-39 fue utilizado por el entonces coronel Moscard� como punto defensivo y de resistencia y destruido casi totalmente por las tropas de la II Rep�blica y los milicianos durante el asedio que dur� del 22 de julio al 27 de septiembre de 1936. Fue liberado ese �ltimo d�a por el Ej�rcito de África al mando del general Varela y visitado al d�a siguiente por Francisco Franco.

Desde julio de 2010 es la nueva sede del Museo del Ej�rcito procedente del antiguo Sal�n de Reinos de Madrid.